El aumento de las temperaturas que ocasiona el deshielo de los casquetes polares puede provocar un aumento sin precedentes del nivel del mar en las costas europeas. Hay estudios que lo avalan, sin olvidar otros efectos como la acidificación de los océanos y la captura de carbono del mar.
El océano es un potente sumidero de carbono que absorbe hasta 24 millones de toneladas diarias de dióxido de carbono atmosférico, de modo que los mares contribuyen notablemente a que la concentración de dióxido de carbono en la atmosfera no sea tan alta. Pero esta capacidad de absorción puede verse comprometida si la temperatura aumenta más de lo normal y el agua se vuelve ácida debido a un exceso de CO 2 .
En Tenerife, los efectos climáticos adversos marinos ya han dejado mella en otras ocasiones en zonas portuarias próximas al mar, así como en la disminución de especies marinas en las principales zonas de biodiversidad y la aparición continuada de plagas invasoras. Por lo que no solo debemos trabajar en mitigar nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, sino adaptar las estructuras y los emplazamientos urbanos para los cambios que se avecinan.