Una de las herramientas naturales que tiene el planeta para aliviar la carga de CO2, provocada por la liberación descontrolada de gases de efecto invernadero por acción humana, es la vegetación. En Canarias eso se traduce en la extensa arboleda de las zonas montañosas que tanto contribuye a refrescar el ambiente y a liberar oxígeno durante el día.
Sin embargo, nuestra extensa vegetación se ve en constante conflicto por los incendios, ya sean intencionados o de forma espontánea en el medio natural debido al aumento constante de las temperaturas, y suponen una gran pérdida para la clave de la neutralidad climática de las sociedades modernas.
No solo a través de energías renovables, el almacenamiento energético o la gestión inteligente de la demanda podremos alcanzar el escenario de neutralidad climática, sino que debemos desarrollar nuestros bosques para que absorban ese excedente carbónico restante.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica, nuestras hectáreas verdes son capaces de absorber 0,423 millones de toneladas de CO2 al año, un 5 % de las emisiones de GEI de 1990. Por lo tanto, la conservación, preservación y reproducción de nuestros bosques es una tarea clave para la contribución de un ciclo neutro en emisiones de carbono a la atmósfera.