Para las administraciones públicas locales la participación ciudadana se ha convertido en uno de los elementos básicos en las nuevas actuaciones municipales, generando nuevos desafíos y oportunidades, tanto para los gobiernos como para la sociedad en general.
En este contexto, las actuaciones de Gobernanza Climática y Ambiental están adquiriendo un rol central en las agendas y debates públicos actuales. Si es evidente que el cambio climático es un problema sobre el que urge adoptar medidas para enfrentar sus peores consecuencias, es importante medir, entender y actuar en referencia a la relación entre cambio climático y actividad humana.
Para ello es imprescindible abrir múltiples espacios de información y participación para lograr los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático, ya que estos suponen poner en marcha cambios importantes en distintos niveles: desde los modelos de desarrollo local, diseñados institucionalmente, hasta los hábitos, costumbres y mentalidad de la ciudadanía.
El Pacto de las Alcaldías para el Clima y la Energía es una herramienta que pretende acercar a todos los municipios europeos los objetivos energéticos marcados por Europa, tales como la descarbonización de los territorios, la adaptación al cambio climático y la lucha contra la pobreza energética.
La misión de las entidades coordinadoras, además de promover el acceso al Pacto entre los municipios, es la de facilitarles asistencia técnica y financiera para que puedan elaborar e implantar sus PACES, así como alcanzar los objetivos propuestos desarrollando todas las fases del proceso.
Para reforzar las acciones que ha venido realizando desde 2013, el Área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife ha impulsado la redacción de la Guía Metodológica para los Procesos de Participación Ciudadana de los Planes de Acción para el Clima y la Energía Sostenible un documento que pretende facilitar a los ayuntamientos firmantes el conocimiento y desarrollo de las diferentes fases del proceso de participación pública que conlleva un PACES.
El fin último es que los PACES cuenten con un proceso de participación ciudadana lo más sólido posible y que pueda extenderse a lo largo de toda la vida de aplicación del mismo, al tiempo que pueda animar a la ciudadanía a beneficiarse y sacar el máximo provecho a todas las implicaciones que conlleva la transición energética.